Pienso en donde estoy, lo que soy y lo que me rodea. Estoy en una realidad y soy una realidad, presente, activa y constante. No me quiero engañar, me recuerdo mantener mis ojos bien abiertos. Mirando más allá de lo que siempre veo, de lo que normalicé. Hay mucho, mucho, mucho más de lo que hice mi nuevo normal. Me recuerdo que mi espacio, lo que soy y lo que me rodea no es el todo.
No me quiero cegar a la necesidad de otros, a las miles y millones de realidades que existen en este mundo. Todas válidas, todas bajo un mismo cielo, pero con una esencia distinta.
Y aquí estamos todos en la misma carrera, pero con diferentes obstáculos, aun así con la mirada en la meta. Me recuerdo, que si quien corre a mi lado tiene un obstáculo que no yo tengo, me toca ayudarlo para que sea mas liviana su carrera.
Que no se trata de mi. Que hay uno más grande que yo, detallista y constante esperándonos en la meta. Que mis recursos no me cieguen, porque si llego a la meta y no estuve para quienes me acompañan, corrí sola. Gané, pero no gané nada en realidad. ¿Llegar sola? Eso me aterra más. Que en un mundo detenido, la acción sea mi nuevo normal.
También, me recuerdo que está bien no estar bien, pero mientras no estoy bien no tengo porqué estar sola.
Acompañémonos, salgamos de la burbuja. Recordemos, que lo que nos rodea no es el todo, que la necesidad no para, el amor no para, la compañía no para y que nunca pare el estar para el otro.
“Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes…” Rom 12:16
Friendly reminder: Si eres tú el que necesita alguien que te escuche o acompañe, está bien parar y pedir ayuda.
