Hay algo que las matemáticas nos enseñan y es que existen números para simbolizar cantidades. No se puede negar la realidad de que cuando hay dos cosas, antes de que fueran dos, fueron solo una.
En la infinidad de números, algo que podemos reconocer es que todos se han encontrado con uno.
Para algunos, uno puede ser sinónimo de soledad, falta de algo más. Pero hoy rompemos, somos rebeldes con las leyes matemáticas y las negamos. Uno no siempre es uno, dos coexisten, dos viven, dos palpitan y son uno.
Dejamos de ser uno y pasamos a ser dos en uno, que ya no podrán negarse el uno al otro.
Porque uno elevado al cuadrado, sigue siendo uno.
“Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” Jn 17:21
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